miércoles, 27 de noviembre de 2013

La tecnología al servicio de otros intereses
(comentario sobre la obsolescencia programada)

La tecnología actual permite hacer productos con  una vida útil de muchos años con un alto nivel de calidad.
El alto nivel tecnológico nos permite  fabricar productos de tecnología punta tan cotidianos como un ordenador, una impresora, una tableta o un móvil.
Es frecuente, sin embargo, observar que una impresora deja de golpe de funcionar o que una lavadora se convierte en inservible después de tan solo unos pocos  años de uso.
Todos tenemos experiencias  de ese tipo, pero no todos sabemos que ese final tan  súbito de la vida útil de electrodomésticos de uso cotidiano ocurre porque fueron diseñados con ese fin, desde su fabricación. Es lo que se conoce con el nombre de obsolescencia programada.
La obsolescencia programada consiste en manipular a los productos en el momento de su fabricación para que caduquen en una fecha determinada o tras un determinado número de usos   y así obligarnos a adquirir otros nuevos, incrementando artificialmente la demanda.
Es la política de usa y tirar que está convirtiendo  a la tierra en un estercolero.
Quienes así actúan dicen en voz baja que  lo hacen para generar puestos de trabajo. Nada mas lejos de la realidad: Su objetivo es   incrementar la demanda  fomentando la renovación.
Las prácticas de ganar dinero así entendidas, evidentemente, son un fraude que los poderes públicos deberían perseguir con mayor ahinco y que los consumidores  debemos  observar y denunciar. Ha habido recientemente denuncias pero son aisladas,  como en el caso de la IPAD que se han saldado con multas que deberían ser más fuertes.
La práctica de la obsolescencia programada está, por desgracia, demasiado extendida por parte de las grandes empresas y nos está llevando a un consumismo artificial.
Hay que preguntarse si no será éste el momento de dar la razón  a los ecologistas que denuncian el despilfarro de unos recursos limitados y a los economistas que  defienden el  crecimiento decreciente.
¿Vamos a alguna parte con un mundo lleno de deshechos? Evidentemente no.
¿Sirven para algo los altísimos beneficios de unos pocos si acabamos destruyendo la casa de todos?


1 comentario:

  1. Me ha parecido muy interesante tu comentario. Es una pena que no lo leyeras en la clase de ayer del Taller de Escritura.

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