viernes, 9 de marzo de 2012

Los placeres de viajar-Juan Soler


     Viajar es un placer. Como en casa en ningún lugar, decía, mi abuela cuando todavía no se había ido a su último viaje. Pero creo que no tenía suficiente información mi antepasada, porque sus mayores desplazamientos se había producido hasta Barcelona y no precisamente para hacer turismo. De manera que su lógica era aplastante: con en casa en ningún lugar.

     Es lo que estará pensando ahora mismo Antonio Banderas, que ahora está en Málaga, dentro de un rato en Madrid y al dia siguiente en los Estadsos Unidos de América y se siente feliz, supongo, contemplando tantas tierras diferentes, tantos lugares hermosos, tantas aventuras a lomos del acero del Airbus, sobre las olas de los océanos o conduciendo cualquier de los grandes auhtomóviles americanos que para eso disponen ded cvombustible barato.

     Ahora mismo Antonio Banderas está en Budapest, que es fantástico, visto Buda desde una orilla del Danubio y Pest desde la otra. Lo solo lamentable es que las aguas del rio que danombre al precioso vals, nos son precisamente azules. La ciudadc sí lo es, y allí fue el Banderas un día de estos con la mala suerte que, en cuabto descendió de la aeronave y ya metido en el aeropuerto, alguien de entre la multitud que le reconoció y acudió a por un autógrafo, no era sino unos de los chorizos que abundan donde hay multitudes y le robaron la cartera. También eso entra en los placeres de viajar. Le añade emoción.



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